Desde la navidad, el Castelo de Santa Cruz espera una solución. La primera de aquel tren de tormentas que nos alcanzó a primeros de año provocó importantes daños en la senda que circunda el Castelo; uno de los atractivos turísticos más importantes de Oleiros.
Las vistas que ofrece la Illa do Castelo de la Ría de A Coruña son espectaculares. Y ahora también objeto de añoranza; pues esa senda lleva casi 5 meses cerrada.
Varias vallas de un color amarillo chillón… como no queriendo que pasen desapercibidas. Eso es lo que recibe el visitante cuando llega a la Illa. Y de ahí no pasa. No puede pasar.
Muchas son las peticiones que se han hecho a todas las autoridades competentes por parte del Concello de Oleiros. Todas atendidas pero encalladas.
La última, recibida por la Demarcación de Costas dependiente del Ministerio de Fomento; encallada a la espera de una «informe» procedente de Patrimonio, dependiente de la Xunta de Galicia; que de luz verde a las obras.
Obras que, si no se remedia, se llevarán a cabo en verano.
Mientras tanto, desde las vallas todos nos preguntamos ¿qué pasó?
Pues pasó que no se puede pasar… así que lo que pasó lo saben muy poca gente.
Hasta hoy.
Hemos hecho lo que cualquier oleirense civilizado haría: después de pedir todos los permisos posibles y recibir negativas a cada uno de ellos, hemos saltado la valla.
Lo que nos hemos encontrado no es un paisaje lunar pero tiene mala pinta.
Los muros de piedra que circundan el Castelo, por los que se anda, presentan un deterioro muy importante. Recuerdan a alquel socavón del puerto de hace unos veranos o al agujero del de Mera de este mismo año.
Los elementos de madera también están en muy mal estado. El oleaje arrancó grandes bloques de piedra que fueron a estrellarse contra escaleras y pasarelas.
El puente que permitía dar la vueta completa (que ya se había desplomado en varias ocasiones) ha desaparecido.
Y lo más difícil, lograr contar con maquenaria capaz de mover esas piedras en una isla a la que no hay acceso salvo cuando baja la marea.